Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


sábado, 13 de octubre de 2012

Breaking Bad: Sin rostro no hay emoción

(este análisis pertenece a una pequeña escena del segundo capítulo de la quinta temporada de Breaking Bad. Tanto para los que no la hayan visto nunca como para los que no la hubiesen completado, he de decir que este análisis se puede seguir sin problemas, pues la poca información que se sugiere de la trama del mismo es prácticamente insignificante).

Hay veces que la imagen cuenta tanto...
Hay veces que la sobriedad, la pulcritud y lo contenido no necesitan de más subterfugios para dar el mensaje. Y el espectador, de este modo, lo percibe sin ambages, de un modo directo, pero no por ello sin dejar de apreciar todos sus matices, todas sus vertientes.

Una escena: un dormitorio
Dos personajes: el marido y la mujer
Una acción: el marido quiere que la mujer se levante de la cama.

En esta historia (o mini historia dentro de la historia) contada en un solo plano, la sobriedad es la estrella.
Y una característica fundamental: No vemos, en ningún momento, los rostros de los dos protagonistas.
La ausencia de esos rostros (fuera de campo el de él, de espaldas y semi escondido el de ella) nos va a marcar, más que cualquier cosa, la ausencia de sentimientos que subyace ya entre estos dos personajes.

La secuencia de fotogramas escogidos nos cuenta por sí misma la historia.
Poco hay que añadir más.
Al principio vemos a ella tumbada en la cama, él entra para animarla a levantarse, y ella se acaba levantando y se va.
No hay rostros pero imaginamos la tristeza y la distancia que los separa.
Es esa ausencia de caras la que nos provoca esa sensación de falta de empatía.
El toca su hombro al principio y ella no responde.
Solo reacciona cuando el marido la destapa.
Una vez incorporada, ante el único gesto mínimamente cariñoso de él hacia ella (le intenta tocar el hombro) ella se aparta.
Ella se levanta y se va. Él permanece.
La escena tiene pues ese complemento casi circular: Empieza con ella sola, acaba con él solo.
Los dos solos, sin rostro, sin emoción que transmitirse, en un encuadre que no cambia, que muestra y oculta.

Hay veces que la imagen cuenta tanto...
Incluso cuando no cuenta.