Material didáctico y/o de entretenimiento alrededor del cine y la imagen


sábado, 14 de mayo de 2011

Fresh: donde todo comienza

Siempre que se habla de cómo se planifica, de cómo se estructura, de cómo se organiza un audiovisual (que si idea, tratamiento, guión literario, técnico, etc.) se habla siempre del después, y muchas veces nos olvidamos de lo que había antes.
Y es que antes, al principio de todo, no había nada.

Esta absurda paradoja es una de las cuestiones que más me ha fascinado en mi vida.
No puedo evitarlo.
Cuando por primera vez escucho una canción, leo un libro, veo una película, no puedo evitar sucumbir a la enigmática sensación de que eso, hasta hace muy poco, no existía.
Supongo que es una característica tan inherente a la creación que es fácil darla por sentada, pero a mí, cada vez, me sigue pareciendo magia.

Y de algún modo ser consciente de que todo se construye desde la nada (aunque sí, esto sería discutible) hace que aún le demos más valor -o que le demos el valor que le corresponde- a esta cosa de la creación.

Me he acordado de esto volviendo a ver el hipnótico arranque de la película "Fresh", dirigida por Boaz Yakin en 1994.
Un arranque en el que precisamente todo, empieza desde la nada.

"Fresh" es la historia de la pérdida de la inocencia. Es la historia de Michael, un muchacho de 12 años que malvive en el barrio de Brooklyn vendiendo drogas y trapicheando, y que tendrá que tomar las riendas de su propia vida demasiado pronto.
Cine duro, sin concesiones. Difícil afirmar si queda al final de esta historia sitio o no para la esperanza. Para eso hay que verla, y que cada cual saque sus propias conclusiones.

Hoy nos vamos a detener exclusivamente en el arranque, en cómo -efectivamente de la nada- se construye una historia, una película.
Aquí lo tenéis:


Apenas si dura un minuto.
Funciona como un pequeño preludio, como una intro mínima que nos predispone a lo que vamos a ver, y nos introduce en la historia.
Apenas si dura un minuto, y construye el mundo en el que nos desenvolveremos la siguiente hora y media.

La película se inicia desde un fundido a negro que nos descubre -antes que nada- el título de la película.
No hay más. Vamos a ver una película y la película se llama "Fresh". El blanco sobre negro remarca todavía más la contundencia de la tipografía.


Pero pronto desaparece el blanco, y podemos observar un cielo, una imagen, una vida tras el propio título de la película.
Efectivamente, "hay un mundo ahí detrás", y con un acercamiento de cámara nos introduciremos en esa mundo, en esa historia.



Y sobre ese escenario casi vacío, sobre ese cielo virgen, todo se construye.
Lo primero que observamos es un encuadre abierto, general, y sobre él aparece un suelo, un soporte, una base sobre la que se irán incorporando edificios, casas, asfalto y farolas, hasta completar una ciudad, un lugar en el que desarrollar nuestra historia.






Ahora apreciaremos lo mismo, pero en un encuadre más cerrado.
Apenas sobre un suelo y un muro, irán apareciendo y colocándose mediante fundidos sobre el mismo encuadre, bancos, cabinas de teléfono o señales.
La ciudad, con sus pequeños detalles, partiendo de la nada, está cobrando vida.



En esta tercera y última recreación daremos un paso más allá, el de introducirnos en "la realidad".
Las dos primeras apariciones se habían realizado con imágenes fijas, con fotografías estáticas, y la construcción -aunque física, real- estaba teñida por una inevitable pátina de irrealidad, de cartón piedra, de mentira.
Ahora no. En esta esquina (que es cualquier esquina) de la ciudad que hemos construido, nacerá la realidad.
Así, después de la aparición de papeleras o grafittis, todo inmóvil, todo estático, podremos ver por fin cómo aparece ese primer rastro de vida, aunque no sea otro que la aparición del viento, de un papel que se mueve, de la cotidianidad, de la imagen en movimiento.




El viaje ha sido brutal.
Del inmaculado cielo del principio hemos llegado a ese rincón sucio y gastado, casi abandonado y viejo de una ciudad cualquiera.
Y será ahí cuando arranque nuestra historia.
Ya con imagen en movimiento, vemos unos pies que aparecen sobre un suelo gastado y que se incorporan a ese escenario (esa ciudad sucia y abandonada).
Serán los pies de nuestro protagonista -la primera presencia humana que vemos en la cinta- que se introducen en su mundo, en el escenario.
Y entonces sí, todo comienza.



Todo lo que vendrá después no tendrá que ver con lo que hemos visto, o sí.
Cuán fácil es destruir aquello que se construye rápido, cómo todo se degrada, qué pronto se olvida lo sencillo que son las cosas son conclusiones que podremos sacar acompañando a Michael en el penoso camino que supondrá su verdadera pérdida de la inocencia, su abrupta incursión al deteriorado y malsano mundo de los adultos.

Como en una partida de ajedrez con las piezas marcadas...